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La
Parábola de la Moneda Perdida – El Valor de lo Perdido
”¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde
una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia
hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas,
diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así
os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se
arrepiente.”(Lucas 15:8-10)
Esta parábola mejor conocida como la moneda perdida tiene una
gran relevancia contextual en el estudio de lucas 15 y mas aun en las
aplicaciones espirituales que ella tiene. Una de las cosas que se debe decir
sobre esta parábola es que la moneda se perdió dentro de la casa. Lo que llevaría
a pensar seriamente sobre nuestra salvación. No por ser miembros de una
iglesia, asistir constantemente y elevar canticos y ser bondadoso con el prójimo
significa que somos salvos. Podrías estar perdido. Pasando de este asunto es
necesario conocer otros elementos de la parabola en lo cual es necesario que se
haga mas énfasis.
Contexto Bíblico
La parábola de la moneda perdida forma parte de una tríada de
parábolas en Lucas 15: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo.
Estas historias son una respuesta directa de Jesús a la crítica de los fariseos
y escribas, quienes murmuraban porque Jesús recibía y comía con pecadores
(Lucas 15:1-2).
En el contexto de la época, los fariseos consideraban a los
pecadores como impuros y rechazados por Dios. Jesús, en cambio, usa estas
parábolas para ilustrar el corazón compasivo de Dios, quien busca y celebra la
restauración de los perdidos. En particular, la moneda perdida enfatiza el
esfuerzo intencional y diligente que Dios hace para encontrar a cada persona y
el gozo que surge cuando alguien regresa a Él.
Análisis Etimológico
1. Dracma
El término “dracma” proviene del griego drachmē (δραχμή), que
era una moneda de plata utilizada en el mundo grecorromano. Su valor era
aproximadamente un día de salario para un trabajador común. En el contexto
judío, una dracma podía ser parte de una dote matrimonial, simbolizando no solo
valor material, sino también un profundo significado emocional y social.
2. Enciende la lámpara
La palabra griega para “lámpara” es lychnos (λύχνος), que se
refiere a una lámpara de aceite pequeña, usada en las casas de la época para
iluminar espacios oscuros. Esto simboliza la luz de Dios que ilumina la
oscuridad del pecado para encontrar a los perdidos.
3. Busca con
diligencia
El verbo griego zētéō (ζητέω) significa “buscar ansiosamente”
o “esforzarse con empeño por encontrar algo”. Indica una búsqueda activa,
persistente y apasionada, reflejando el esfuerzo continuo de Dios por salvar a
los perdidos.
Reflexión: Lo que la parábola nos enseña
1. El valor intrínseco del ser humano
Aunque la moneda estaba perdida, nunca dejó de tener valor.
Así también, cada persona, sin importar cuán lejos esté de Dios, tiene un valor
incalculable. Esto desafía la perspectiva de los fariseos, quienes despreciaban
a los pecadores, y nos recuerda que el amor de Dios no depende de nuestro
estado actual, sino de quiénes somos para Él: Su creación, hecha a Su imagen.
2. La diligencia de Dios en buscar a los perdidos
La mujer de la parábola encarna el carácter de Dios, quien no
se cansa ni se da por vencido en buscar a los suyos. Su acto de encender la
lámpara, barrer la casa y buscar con empeño nos muestra que Dios ilumina las
áreas más oscuras de nuestra vida para rescatarnos.
3. La celebración por un alma restaurada
La reacción de la mujer al encontrar la moneda es reunir a
sus amigas y vecinas para compartir su alegría. Jesús utiliza esta imagen para
enfatizar que hay una fiesta en el cielo cada vez que un pecador se arrepiente.
Esto refleja el gozo de Dios al restaurar la relación con aquellos que estaban
alejados.
Aplicaciones Prácticas
1. Reconoce tu valor en Dios
A veces, podemos sentirnos insignificantes o perdidos en el
mundo, pero esta parábola nos asegura que somos de gran valor para Dios. Él
está dispuesto a hacer todo lo necesario para restaurarnos y traernos de vuelta
a Su presencia.
2. Sé un instrumento en la búsqueda de Dios
Así como la mujer busca con diligencia la moneda, nosotros
estamos llamados a participar en la misión de Dios. Esto incluye compartir el
evangelio, orar por los perdidos y demostrar el amor de Cristo a través de
nuestras acciones.
3. Celebra la gracia y la redención
La actitud de la mujer nos enseña a no solo buscar a los
perdidos, sino también a regocijarnos por cada alma que regresa a Dios.
Esto nos invita a valorar las pequeñas victorias espirituales
y a celebrar el poder de la gracia en nuestra vida y en la vida de los demás.
Oración:
Señor, gracias por buscarme con diligencia cuando estaba
perdido. Ayúdame a recordar que mi valor no está en lo que hago, sino en ser
tuyo. Dame un corazón que refleje tu amor por los perdidos y la determinación
de buscarlos con pasión. Que siempre celebre las maravillas de tu gracia y tu
misericordia. Amén.
Conclusión:
La parábola de la moneda perdida nos recuerda que Dios no se
cansa de buscar a cada persona con amor incondicional. Nos desafía a valorar a
los demás como Él lo hace y a participar en Su misión de redención. Nunca
olvidemos que, para Dios, cada alma es preciosa y digna de ser restaurada.
José M Suazo -MDiv
Escritor y profesor de teología