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Cristo: El Hijo en Su Gloria Preexistente
Introducción
Juan 17:5 es un versículo clave dentro de lo que se conoce como la Oración Sacerdotal de Jesús, en la cual Él se dirige al Padre celestial antes de su pasión y crucifixión. Este versículo en particular revela un aspecto profundo de la relación eterna entre el Padre y el Hijo y es fundamental para comprender la preexistencia de Cristo y su relación con la gloria divina. Este estudio ofrece un análisis etimológico y teológico de Juan 17:5, así como su contexto bíblico, para clarificar su significado en la revelación de la naturaleza de Cristo.
Texto de Juan 17:5
“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” (Juan 17:5, RVR1960)
1. Análisis Etimológico
El análisis etimológico de Juan 17:5 se centra en las palabras clave que revelan el significado más profundo de este pasaje: “glorifícame”, “gloria”, y “antes que el mundo fuese”.
• “Glorifícame” (doxázon en griego) proviene del verbo doxázō, que significa “dar gloria”, “honrar” o “reconocer”. En este contexto, Jesús está pidiendo que el Padre lo glorifique al devolverle el honor y la majestad divina que tenía con el Padre en la eternidad. El término también implica la manifestación visible del esplendor y la majestad divinos.
• “Gloria” (dóxa en griego) se refiere a la majestad, esplendor, o peso que está asociado con la presencia de Dios. En el Antiguo Testamento, el concepto de gloria (kavod en hebreo) se usa para describir la manifestación visible de la presencia de Dios, como en la nube de gloria que llenaba el tabernáculo (Éxodo 40:34). En el caso de Juan 17:5, la gloria a la que se refiere Jesús es la misma gloria divina que compartió con el Padre desde la eternidad.
• “Antes que el mundo fuese” (pró tou tón kósmos eínai) se traduce literalmente como “antes de que el mundo existiera”. Esta frase enfatiza la preexistencia de Jesús, es decir, que Él existía en una relación de gloria con el Padre antes de la creación del mundo. El término “kosmos” en griego, traducido como “mundo”, se refiere aquí a la totalidad del orden creado, lo que indica que Jesús existía antes del tiempo y la materia.
2. Contexto Bíblico
Juan 17:5 se encuentra dentro de la Oración Sacerdotal de Jesús en el capítulo 17 del evangelio de Juan, que es un discurso dirigido a Dios Padre. Este capítulo es crucial para comprender la relación intratrinitaria entre el Padre y el Hijo, y se divide en tres secciones principales: (1) Jesús ora por sí mismo (Juan 17:1-5), (2) ora por sus discípulos inmediatos (Juan 17:6-19), y (3) ora por todos los futuros creyentes (Juan 17:20-26).
En los primeros versículos, Jesús ya ha mencionado que su “hora” ha llegado (Juan 17:1), refiriéndose a su muerte inminente y la glorificación que vendrá a través de su sacrificio. Jesús pide al Padre que lo glorifique para que Él, a su vez, pueda glorificar al Padre. En Juan 17:5, esta petición se refiere directamente a la restauración de la gloria que Jesús tenía con el Padre antes de la encarnación.
El contexto bíblico más amplio de Juan 17:5 también incluye las afirmaciones anteriores en el evangelio de Juan acerca de la preexistencia de Cristo. En el prólogo de Juan (Juan 1:1-18), se declara que el Verbo (Logos) existía con Dios en el principio y que el Verbo era Dios (Juan 1:1). También se menciona que el Verbo “se hizo carne” (Juan 1:14), indicando que el Hijo de Dios existía antes de su encarnación en la persona de Jesucristo.
Otro pasaje clave es Juan 8:58, donde Jesús declara: “Antes que Abraham fuese, yo soy”, identificándose con el “Yo Soy” del Antiguo Testamento (Éxodo 3:14), lo que subraya aún más su preexistencia y su identidad divina.
3. Análisis Teológico
El versículo Juan 17:5 es una afirmación profunda de la preexistencia de Cristo y su relación eterna con el Padre. El pedido de Jesús para ser glorificado “al lado” del Padre con la gloria que tenía “antes que el mundo fuese” revela varios aspectos clave de la teología cristiana:
• Preexistencia de Cristo: Este versículo es un testimonio claro de que Cristo existía en una relación de gloria con el Padre antes de la creación del mundo. Esto se alinea con otras declaraciones del evangelio de Juan (Juan 1:1-3) que describen a Cristo como el Verbo preexistente a través del cual todas las cosas fueron creadas. La preexistencia de Cristo es un pilar de la doctrina cristiana, y Juan 17:5 lo expresa de manera clara.
• Cristología de la Gloria: Jesús pide ser restaurado a la gloria que compartía con el Padre. Esto implica que durante su ministerio terrenal, Jesús, aunque plenamente divino, se despojó voluntariamente de ciertos aspectos de su gloria celestial (Filipenses 2:6-7). La gloria plena de Cristo no fue revelada durante su tiempo en la tierra, salvo en momentos excepcionales como la Transfiguración (Mateo 17:1-9). Sin embargo, después de su resurrección y ascensión, Jesús es restaurado a su gloria celestial, exaltado a la derecha del Padre (Filipenses 2:9-11).
• Unidad del Padre y el Hijo: Juan 17:5 subraya la profunda unidad entre el Padre y el Hijo. La referencia a la gloria compartida “antes que el mundo fuese” revela que esta relación no es solo funcional o temporal, sino que es una relación eterna de comunión y majestad compartida. Esto respalda la enseñanza de la doctrina de la Trinidad, en la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten una misma esencia divina.
4. Contexto Histórico y Literario
El evangelio de Juan fue escrito en un contexto donde las comunidades cristianas enfrentaban el desafío de definir su comprensión de la identidad de Cristo en medio de diversas corrientes filosóficas y religiosas. Una de las cuestiones clave era la naturaleza de Cristo: ¿Era simplemente un profeta, un maestro, o era verdaderamente divino y preexistente? Juan 17:5 se sitúa en el centro de esta discusión, ya que presenta a Cristo como alguien que no solo es humano, sino que ha compartido la gloria eterna con el Padre desde antes de la creación.
Históricamente, este versículo también es importante en el contexto de los primeros debates cristológicos que surgieron en los primeros siglos de la iglesia. Los primeros concilios ecuménicos, como el Concilio de Nicea (325 d.C.), debatieron sobre la preexistencia y la naturaleza divina de Cristo, y pasajes como Juan 17:5 fueron fundamentales para articular la doctrina de la consustancialidad del Hijo con el Padre.
5. Análisis Hermenéutico
Desde una perspectiva hermenéutica, Juan 17:5 debe interpretarse a la luz de toda la Escritura, particularmente en relación con el prólogo de Juan y las otras afirmaciones de la preexistencia de Cristo en el Nuevo Testamento. Este versículo no solo se refiere a un acontecimiento futuro (la glorificación de Jesús después de su ascensión), sino también a un estado eterno de gloria que Cristo siempre ha tenido con el Padre.
Además, este versículo tiene un impacto pastoral significativo. Revela el destino último de Cristo en su ascensión a la gloria celestial, y, al mismo tiempo, ofrece esperanza a los creyentes. Así como Cristo es glorificado, los creyentes también participan en esta gloria en unión con Él (Romanos 8:17).
Conclusión
Juan 17:5 es un versículo teológicamente denso que ilumina la preexistencia y la gloria divina de Cristo. El análisis etimológico y contextual revela que Jesús existía en una comunión gloriosa con el Padre antes de la creación del mundo. Su oración por ser glorificado refleja no solo su sacrificio inminente, sino también su restauración a la gloria eterna que compartió con el Padre. Este pasaje es esencial para la comprensión cristiana de la divinidad de Cristo y su relación única con el Padre, fundamentando la enseñanza trinitaria y la esperanza cristiana en la gloria futura.
José M Suazo -MDiv
Escritor y Profesor de Teología