Seminario de Apocalipsis: El Génesis como Fundamento Profético: Tema 1


El Amor, el Cordero, la Muerte y la Serpiente: Fundamentos para comprender la interpretación profética.

Un viaje desde la primera mención hasta el cumplimiento en Cristo


Por Jose M Suazo
Teólogo y Escritor

Introducción

Apocalipsis ha sido el libro de los misterios para muchas personas, pero también ha sido el libro de las confusiones debido a que la mayoría de cristianos en la actualidad tiene diversidad de interpretaciones sobre las profecías del libro de apocalipsis. En el presente seminario, es nuestro objetivo llevar paso a paso a cada uno de nuestros espectadores y lectores indagando desde los principios de interpretación profética establecidos en la biblia hasta su cumplimiento en su análisis profundo y documentado de la historia a través de los siglos. En este tema de hoy, estableceremos las bases de interpretación profética como punto de partida, y que mejor que comenzar por el principio, el libro de Génesis.

A lo largo de las Escrituras, el lector atento descubre que la Biblia, aunque escrita en diferentes épocas y culturas por más de 40 autores, revela un asombroso hilo conductor: el Plan de Salvación. Desde las primeras páginas del Génesis hasta las visiones apocalípticas de Juan, se despliega una narrativa que no es fruto de casualidad ni invención humana, sino de inspiración divina (2 Timoteo 3:16). Hombres de diferentes clases sociales, entre ellos habían Reyes, Príncipes, ganaderos, pescadores, médicos, filósofos, cantantes, músicos, poetas, etc. Todos ellos inspirados por el Espíritu Santo escribieron las revelaciones de Dios en un tiempo de alrededor de 1500 años. Es normal que en algunos casos hayan diferencias de estilo y método de escritura, sin embargo cada cual expande aun mas el conocimiento y significado de cada principio, norma o enseñanza bíblica.

El libro de Génesis, lejos de ser una simple colección de relatos antiguos, es el fundamento profético sobre el cual descansa toda la teología bíblica. En sus capítulos iniciales se mencionan por primera vez términos que serán claves para la comprensión del mensaje de redención: el Amor, el Cordero, la Muerte y la Serpiente. Estas primeras menciones no solo introducen conceptos, sino que proféticamente señalan hacia su cumplimiento pleno en la persona de Jesucristo y en los eventos escatológicos descritos en Apocalipsis. Usando estos primeros conceptos estableceremos los principios de interpretación profética y como Dios usa la historia para expandir y ensanchar su comprensión hasta llegar a su cumplimiento.

1. El Amor: Desde Abraham hasta el Calvario

Con el tiempo, el amor, como concepto ha pasado por muchas adaptaciones y es muy posible que en la actualidad tengamos una comprensión muy diferente a la que en su inicio significaba.

El concepto de amor en la Biblia no aparece en un contexto humano romántico ni emocional, como se esperaría. La primera vez que la palabra “amor” es mencionada se encuentra en Génesis 22:2:
"Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré." (Génesis 22:2)
La mención no podría ser más significativa. Abraham, llamado “amigo de Dios” (Santiago 2:23), es puesto a prueba en un acto que desafía toda lógica humana: ofrecer a su hijo, su único y amado, como sacrificio. Este acto, que a primera vista parece trágico y contradictorio, es en realidad un ensayo profético que anticipa el amor divino revelado en el Calvario.

En una cultura donde la conducta de ofrecerle los hijos y primogénitos a los dioses paganos era normalizada, el amar a una persona debía ser sometida a prueba, es decir, no era extraño que también el Dios de Abraham le pidiera a su hijo como prueba de su amor y fe. Lo mas difícil de procesar es como entender que un Dios supremo y además "Amigo" le estaba pidiendo semejante mandato. Sin embargo, Abraham sin bacilar aceptó el mandato del señor, sabiendo que Dios es supremo, poderos y lleno de amor, y también justo.

La misma fórmula aparece en los evangelios cuando Dios el Padre presenta a Jesús en su bautismo:
“Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (Mateo 3:17; cf. Marcos 1:11; Lucas 3:22)
El paralelismo es inequívoco: tanto Abraham como el Padre Celestial entregan a su hijo único y amado, aunque en el caso de Dios, el sacrificio no es detenido por un ángel, sino que se consuma en la cruz. Cada paso que daba la historia presentaba mas luz con relación a la comprensión del amor de Dios. Solo que en ocasión de Cristo, ninguna voz se escucho mientras era torturado y clavado en la cruz, la profecía debía cumplirse y había llegado el momento de su cumplimiento.

El evangelio de Juan lo declara de manera sublime:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
El amor humano es limitado y condicionado, pero el amor de Dios, desde Génesis hasta el Evangelio, es un amor sacrificial, constante e inmutable. Como afirma el apóstol Pablo:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)
Ellen G. White, en su obra Patriarcas y Profetas, comenta sobre el momento en que Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac:
“Cuando fue detenida la mano del padre... entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado Dios para salvar al hombre.” (Patriarcas y Profetas, p. 133).

2. El Cordero: La Provisión Divina para la Humanidad

El cordero es otro de los símbolos más ricos en significado teológico. La primera vez que aparece en la Escritura está en labios de Isaac, quien, al observar la ausencia de un animal para el sacrificio, pregunta:
“He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” (Génesis 22:7)
Esta pregunta resuena a lo largo de toda la historia bíblica y recibe su respuesta definitiva siglos más tarde cuando Juan el Bautista, al ver a Jesús, declara:
“¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29)
El cordero es, en esencia, la representación de la sustitución: un ser inocente que carga con la culpa de otro. El carnero que sustituyó a Isaac fue solo un anticipo del sacrificio que Cristo haría en la cruz. En la Pascua, este símbolo se institucionaliza en la experiencia israelita:
“Tomarán cada uno un cordero... sin defecto, macho de un año...” (Éxodo 12:3, 5)
Y culmina en la cruz cuando Jesús, el verdadero Cordero, es inmolado por los pecados del mundo (1 Corintios 5:7).

Este símbolo no desaparece en el Nuevo Testamento, sino que alcanza su clímax en el libro de Apocalipsis:
“Y vi en medio del trono... un Cordero como inmolado...” (Apocalipsis 5:6)
Aquí, el Cordero es no solo el sacrificio sino también el Rey y Redentor del universo, aquel que fue “inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8).

3. La Muerte: Consecuencia del Pecado, Victoria de Cristo

El concepto de muerte aparece por primera vez en un contexto de advertencia:
“Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17)
Este decreto divino establece que la muerte no es parte del diseño original, sino una consecuencia directa del pecado (Romanos 5:12). La primera muerte física registrada en la Escritura es la de Abel, el justo, asesinado por su hermano Caín:
“Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.” (Génesis 4:8)
Este evento no solo es un hecho trágico, sino que establece un paralelismo profético. Abel, el justo que muere a manos del injusto, es figura de Cristo, el Justo por excelencia, quien también sería asesinado por un mundo rebelde.

El apóstol Pablo describe a Cristo como aquel que venció a la muerte:
“Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.” (Romanos 6:9)
Y Juan en Apocalipsis lo confirma:
“Estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1:18)
Cristo no solo experimentó la muerte, sino que la derrotó. En Él se cumple la esperanza adventista de la resurrección, el triunfo final sobre el enemigo original.

4. La Serpiente: Del Edén al Apocalipsis

La serpiente es mencionada por primera vez en Génesis 3:1:
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho.”
Este personaje no es solo un reptil, sino el disfraz del enemigo de las almas, Satanás. Desde el inicio, su táctica es la misma: distorsionar la Palabra de Dios para sembrar duda y rebeldía.

El libro de Apocalipsis revela su verdadera identidad:
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero.” (Apocalipsis 12:9)
El mismo adversario que tentó a Eva en el Edén será el que encabece la rebelión final contra Dios en el tiempo del fin (Apocalipsis 13:14). Como bien enseña el adventismo, el conflicto cósmico que comenzó en el cielo y se trasladó al Edén terminará con la derrota definitiva de Satanás, el “dragón”.

Ellen G. White sintetiza este conflicto de la siguiente manera:
“El evangelio se enseña a lo largo de toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis... Él [Cristo] era el peldaño por el cual la humanidad iba a ser exaltada.” (Manuscript Releases, vol. 10, p. 156).

Conclusión

El estudio de la primera mención de estos cuatro conceptos en Génesis —Amor, Cordero, Muerte y Serpiente— nos lleva a contemplar el plan de redención en su totalidad. Cada palabra, cada símbolo, cada relato, lejos de ser una simple anécdota o enseñanza moral, es un mensaje profético que apunta a Jesucristo como la solución al problema del pecado y la muerte.

Desde la ofrenda de Isaac hasta la cruz del Calvario, desde la muerte de Abel hasta la tumba vacía, desde la serpiente del Edén hasta el dragón de Apocalipsis, la Biblia presenta un solo mensaje: Dios es amor, y ha provisto un Cordero para que el hombre no muera, sino que tenga vida eterna.

Estos fundamentos de interpretación profética han sido establecidos con la intención de mostrar como la profecía biblia contiene el principio de:
  • La primera mención: La primera vez que se menciona o se practica en la biblia.
  • Repetición y ensanchamiento: A lo largo de la historia de la biblia se repite y se arroja mas luz y entendimiento.
  • Cumplimiento: El momento cuando se cumple la profecía.
Estos principios son fundamentales para la comprensión de la escatología bíblica.

En el libro de Apocalipsis es necesario hacer uso de estos principios y examinar el libro como un todo, es decir, como una sola profecía y con base en ese concepto, aplicar estos fundamentos. La primera mención, como la historia nos ayuda a comprender mejor el desarrollo y finalmente como y cuando se cumple o se cumplirá la profecía apocalíptica.

Les esperamos en cada tema de este seminario que será sin lugar a duda una experiencia enriquecedora para cada uno de ustedes. 

Dios les bendiga en gran manera y nos vemos en nuestra próxima entrega.