
El mensaje Profético a la Iglesia de Pérgamo
Imagina una ciudad resplandeciente, construida sobre un alto acantilado, donde el poder político, la idolatría y la opulencia convergen en un escenario que desafía la fe verdadera. Pérgamo, una ciudad de renombre en la antigua Asia Menor, era el orgullo del mundo romano y un epicentro de adoración pagana. Allí se erguían majestuosos templos dedicados a los dioses del Olimpo, con altares imponentes que eclipsaban incluso las montañas. En su corazón, el famoso altar de Zeus, conocido como "el trono de Satanás", irradiaba el espíritu de un sistema religioso que buscaba suplantar la verdadera adoración al Dios vivo.
En medio de esta atmósfera hostil, la iglesia de Pérgamo había sido levantada como un baluarte de luz y verdad. Era una iglesia que luchaba por mantenerse fiel, resistiendo las presiones de una sociedad que exigía lealtad absoluta al emperador y a los dioses de Roma. Sin embargo, al igual que un soldado rodeado en el campo de batalla, la iglesia enfrentaba un desafío interno aún más peligroso: la infiltración de falsas doctrinas y la tentación de comprometer los principios eternos de Dios.
El mensaje del Apocalipsis 2:12-17, enviado por Cristo mismo, resuena como un llamado a la vigilancia y la pureza. Con palabras afiladas como una espada de doble filo, Jesús se presenta como el Juez soberano que desentraña las intenciones del corazón y que evalúa la fidelidad de Su pueblo. Este mensaje no solo es un diagnóstico para Pérgamo, sino también una advertencia profética para las iglesias a lo largo de los siglos: el compromiso con el mundo puede ser tan letal como la persecución directa.
Pérgamo no era solo un lugar físico; era un campo de batalla espiritual. Allí, las fuerzas del mal intentaban sofocar la verdad y corromper la fe del remanente fiel. En esta introducción al mensaje a la iglesia de Pérgamo, somos transportados a una época y un lugar donde la lucha entre el bien y el mal era tangible, y donde cada decisión tenía consecuencias eternas. Pero la esperanza brilla incluso en la oscuridad. A quienes vencieran, Cristo prometió una recompensa especial: el maná escondido y una piedrecita blanca con un nuevo nombre, símbolos de una relación íntima y eterna con Él.
Hoy, este mensaje resuena con fuerza. En un mundo donde la cultura contemporánea constantemente busca moldear la fe y diluir la verdad, el llamado de Pérgamo nos desafía a ser inquebrantables, a empuñar la espada de la Palabra de Dios con valentía y a mantenernos firmes en la pureza de la fe, recordando siempre que el que vence heredará la vida eterna. La batalla espiritual continúa, pero la victoria está asegurada en Cristo.
Contexto Histórico del Mensaje a la Iglesia de Pérgamo
Pérgamo era una de las ciudades más prominentes de Asia Menor durante el siglo I d.C., ubicada a unos 80 kilómetros al norte de Esmirna. Era conocida no solo por su influencia política y cultural, sino también por su profundo carácter religioso y espiritual, que marcó la vida de sus habitantes. Jesús, al dirigirse a la iglesia en Pérgamo, no lo hace en un vacío cultural, sino en un entorno cargado de simbolismos, desafíos y realidades específicas que afectan el mensaje.
1. La Ciudad de Pérgamo: Capital de Asia Menor
Pérgamo fue la capital de la provincia romana de Asia durante siglos. En la época en que se escribe el mensaje de Apocalipsis, era una ciudad influyente tanto en términos políticos como religiosos. Su acervo cultural incluía la famosa biblioteca de Pérgamo, una de las más grandes del mundo antiguo, que rivalizaba con la de Alejandría y simbolizaba el conocimiento humano y la sabiduría terrenal.
Como centro administrativo romano, Pérgamo gozaba de un estatus especial, siendo la residencia del gobernador proconsular de Asia. Esto significaba que las decisiones políticas, incluidas las persecuciones contra los cristianos, podían originarse allí. Su lealtad a Roma se expresaba, entre otras cosas, en el culto al emperador, que estaba profundamente arraigado en la vida diaria.
2. "El Trono de Satanás": El Altar de Zeus
Uno de los elementos más destacados de Pérgamo era el imponente altar de Zeus, considerado una de las maravillas arquitectónicas de su tiempo. Este altar, ubicado en una colina elevada sobre la ciudad, era un símbolo de la devoción pagana. Muchas interpretaciones identifican este altar como el "trono de Satanás" mencionado en Apocalipsis 2:13 debido a su asociación con la adoración idolátrica y su prominencia como lugar de sacrificios.
Zeus no era el único dios adorado en Pérgamo. La ciudad también estaba dedicada a Asclepio, el dios griego de la medicina, cuyo símbolo, una serpiente enroscada en un bastón, era ampliamente venerado. Pérgamo era un importante centro de sanación, y el culto a Asclepio atraía multitudes que buscaban curación. Este culto, centrado en prácticas místicas y rituales, estaba en conflicto directo con las creencias cristianas.
3. El Culto al Emperador
En Pérgamo, la lealtad al emperador romano era no solo una obligación política, sino también un acto religioso. Los ciudadanos estaban obligados a quemar incienso en honor al emperador y declarar que "César es Señor". Este acto era una prueba de lealtad al Imperio y, al mismo tiempo, una blasfemia para los cristianos, quienes reconocían únicamente a Cristo como Señor. Rehusarse a participar en este culto imperial podía llevar al ostracismo, la confiscación de bienes, el encarcelamiento o incluso la muerte.
4. La Iglesia Cristiana en Pérgamo
En este contexto, la iglesia cristiana en Pérgamo se encontraba en una posición difícil. A pesar de las presiones externas, esta comunidad había permanecido fiel en muchos aspectos, incluso en medio de la persecución. Jesús reconoce esta fidelidad al decir: "Tienes allí a los que retienen mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás" (Apocalipsis 2:13).
Antipas, mencionado en este versículo, es identificado como un mártir cristiano que murió por su fe. Según la tradición, Antipas fue martirizado en Pérgamo al ser quemado vivo dentro de un toro de bronce. Su ejemplo de fidelidad se convirtió en una fuente de inspiración para los creyentes.
5. El Peligro Interno: La Doctrina de Balaam y los Nicolaítas
A pesar de su fidelidad bajo presión, la iglesia de Pérgamo enfrentaba una amenaza interna aún más insidiosa: el compromiso con el pecado y la falsa doctrina. Jesús menciona la "doctrina de Balaam", que remite al profeta del Antiguo Testamento que indujo a Israel a pecar mediante la idolatría y la inmoralidad sexual (Números 22-24; 31:16). De manera similar, algunos en Pérgamo estaban siendo llevados a prácticas que comprometían su pureza espiritual.
También se menciona a los nicolaítas, un grupo identificado con enseñanzas que promovían la laxitud moral y el compromiso con las costumbres paganas. La iglesia de Pérgamo, aunque fuerte en algunos aspectos, había comenzado a tolerar estas influencias destructivas.
6. Un Mensaje de Advertencia y Esperanza
El contexto histórico de Pérgamo enfatiza la realidad de que esta iglesia no solo luchaba contra presiones externas, como la persecución y el culto imperial, sino también contra el peligro interno del compromiso espiritual. Sin embargo, Jesús, con Su espada de doble filo, no solo reprende, sino que ofrece esperanza y victoria. Promete a los vencedores "el maná escondido" y "una piedrecita blanca con un nuevo nombre" (Apocalipsis 2:17), símbolos de Su provisión y una relación íntima con Él.
En este mensaje, Jesús llama a la iglesia a arrepentirse, a resistir la tentación del compromiso y a recordar que su verdadera lealtad está con el reino eterno de Dios. Este contexto histórico no solo ayuda a entender las circunstancias específicas de la iglesia en Pérgamo, sino que también ilumina las lecciones que el mensaje tiene para las iglesias de hoy.
El Período Histórico de la Iglesia de Pérgamo
El mensaje a la iglesia de Pérgamo (Apocalipsis 2:12-17) no solo está dirigido a una comunidad específica del siglo I, sino que también representa un período significativo en la historia de la iglesia cristiana, según la interpretación profética bíblica. Este período se extiende aproximadamente desde el año 313 d.C., cuando el emperador Constantino decretó el Edicto de Milán, hasta alrededor del año 538 d.C., marcando una transición clave en el cristianismo.
El Fin de las Persecuciones
El año 313 d.C. fue un punto de inflexión para el cristianismo. Con el Edicto de Milán, Constantino legalizó el cristianismo, poniendo fin a siglos de persecución violenta bajo el Imperio Romano. La iglesia pasó de ser una comunidad marginada y perseguida a convertirse en una institución aceptada, e incluso favorecida, por el estado. Este cambio aparente trajo alivio y estabilidad, pero también planteó nuevos desafíos.
La Alianza Iglesia-Estado
Con el apoyo de Constantino y sus sucesores, el cristianismo se integró cada vez más en las estructuras del poder político. Este período marcó el comienzo de una estrecha relación entre la iglesia y el estado. Aunque esto proporcionó beneficios inmediatos, como la expansión del cristianismo y la construcción de iglesias, también tuvo consecuencias negativas a largo plazo.
La mezcla de la iglesia con el poder político y cultural llevó a un compromiso espiritual. En lugar de ser un cuerpo separado y santo, la iglesia comenzó a adaptarse a las costumbres y creencias del mundo. Este fenómeno es representado en el mensaje a Pérgamo por la "doctrina de Balaam" y la influencia de los nicolaítas, simbolizando la mezcla de verdades bíblicas con prácticas paganas.
La Introducción de Creencias y Prácticas Paganas
A medida que el cristianismo se convirtió en la religión dominante del Imperio Romano, muchas prácticas paganas fueron adoptadas e incorporadas en la fe cristiana. Esto incluía:
- La veneración de imágenes y reliquias: Influenciada por el paganismo, la iglesia comenzó a adoptar la práctica de venerar íconos y reliquias, desviándose del principio bíblico de la adoración exclusiva a Dios.
- La exaltación de líderes religiosos: El liderazgo en la iglesia comenzó a centralizarse, y se desarrolló un sistema jerárquico que culminó con la figura del obispo de Roma, el cual fue ganando preeminencia.
- El compromiso doctrinal: La verdad pura del evangelio fue contaminada por creencias y tradiciones humanas. Doctrinas como la inmortalidad del alma y el domingo como día de adoración comenzaron a reemplazar las enseñanzas bíblicas.
Pérdida de la Pureza del Evangelio
En este período, la iglesia perdió gradualmente la pureza del evangelio primitivo. La persecución externa cesó, pero surgió una lucha interna más sutil: la tentación de comprometer la fe para ganar aceptación y poder. Jesús advierte sobre este peligro en Apocalipsis 2:14-15, denunciando la tolerancia de la doctrina de Balaam y de los nicolaítas. Estas doctrinas representan la introducción de prácticas idolátricas y la corrupción moral dentro del cristianismo.
El Llamado de Cristo a la Iglesia
El mensaje de Jesús a la iglesia de Pérgamo es claro: "Arrepiéntete" (Apocalipsis 2:16). Aunque la iglesia enfrentaba presiones externas y tentaciones internas, Cristo les llama a mantener su fidelidad y a no comprometerse con el pecado. Él promete una recompensa a los vencedores: el maná escondido, símbolo de Su provisión celestial, y una piedrecita blanca con un nuevo nombre, que representa la aceptación personal e individual en Su reino.
El período de la iglesia de Pérgamo es una advertencia para los cristianos de todos los tiempos. Nos recuerda que las bendiciones externas, como la paz y la prosperidad, pueden convertirse en trampas espirituales si no se manejan con discernimiento. La iglesia está llamada a ser fiel a la Palabra de Dios, rechazando toda forma de compromiso con el pecado o la idolatría. Este mensaje sigue siendo relevante hoy, desafiándonos a mantenernos firmes en la verdad del evangelio en medio de un mundo que constantemente busca diluirlo.
Creencias paganas que fueron cristianizadas entre el período de la Iglesia de Pérgamo (313 - 538 d. C.)
1. La Veneración de Imágenes y Reliquias
- Fecha aproximada: Comenzó a popularizarse alrededor del año 375 d.C. y fue oficializada en el Segundo Concilio de Nicea en el 787 d.C. (aunque ya tenía raíces desde antes).
- Influenciada por las tradiciones paganas, esta práctica se convirtió en una forma de comprometerse con los nuevos conversos paganos que estaban acostumbrados a los ídolos. Aunque no era universalmente aceptada al inicio, ganó tracción con el tiempo.
2. El Cambio del día de reposo de Sábado al Domingo
- Fecha aproximada: Oficialmente decretado por el emperador Constantino en el 321 d.C. mediante un edicto que declaraba el domingo como día de descanso.
- Constantino, aunque no era completamente cristiano en ese momento, buscó unificar el imperio mediante esta práctica. El domingo era venerado por los paganos como día del Sol (Sol Invictus), facilitando así la integración de las culturas.
3. La Creencia en la Inmortalidad del Alma
- Fecha aproximada: Introducida gradualmente durante los siglos II y III, pero reforzada en el cristianismo entre el año 400 y 500 d.C. por influyentes teólogos como Agustín de Hipona (354-430 d.C.).
- Esta doctrina se derivó de filosofías griegas, como el platonismo, y fue incorporada en la enseñanza cristiana para acomodar ideas populares entre los nuevos conversos.
4. La Exaltación del Clero y el Papado
- Fecha aproximada: El proceso comenzó en el siglo IV, pero fue consolidado cuando el obispo de Roma recibió un lugar de prominencia a partir del año 381 d.C. (Concilio de Constantinopla). El emperador Teodosio decreto que la Iglesia pasaba a ser la Iglesia Universal del Imperio de Roma. Aunque de manera oficial se realizo la alianza en el año 392 d. C.
- En el 538 d.C., el papado adquirió supremacía política y religiosa cuando el emperador Justiniano declaró al obispo de Roma como la "cabeza de todas las iglesias".
5. El Culto a María y a los Santos
- Fecha aproximada: El culto a María fue oficializado en el 431 d.C. en el Concilio de Éfeso, donde se le otorgó el título de "Madre de Dios" (Theotokos).
- La veneración de los santos y sus reliquias comenzó a ganar fuerza desde el siglo IV, siendo incentivada por la tradición romana de honrar a los muertos y a los héroes.
6. Prácticas de Penitencia y Ayuno como creencia sacramental
- Fecha aproximada: Aunque estas prácticas eran comunes en diversas tradiciones paganas desde el siglo II, se formalizaron en el cristianismo durante el siglo V, con la introducción de reglamentos eclesiásticos relacionados con la penitencia.
7. El Uso de Vestimentas y Ritos Elaborados
- Fecha aproximada: Introducido gradualmente desde el siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano en el 380 d.C. (Edicto de Tesalónica).
- Estas vestimentas y rituales fueron adoptados para reflejar la majestuosidad de las ceremonias paganas y del culto imperial.
8. Festividades Cristianas con Influencia Pagana
Fecha aproximada:
- La Navidad, celebrada el 25 de diciembre, fue adoptada oficialmente en el año 336 d.C., alineándose con la fiesta del Sol Invictus.
- La Pascua fue reinterpretada desde el siglo IV para coincidir con celebraciones paganas de primavera y fertilidad, aunque su fecha ya se observaba previamente con otros enfoques.
9. El Concepto del Purgatorio
- Fecha aproximada: Se desarrolló entre los siglos III y IV, pero se formalizó en el 533 d.C. a través de los escritos de Agustín de Hipona, quien sentó las bases teológicas para su aceptación.
- Más tarde, esta doctrina se usaría para justificar prácticas como las indulgencias.
10. El Bautismo por Aspersión o Infantes
- Fecha aproximada: Aunque el bautismo por inmersión era el modelo predominante, el bautismo por aspersión comenzó a practicarse ampliamente en el siglo III. Fue oficializado para infantes en el Concilio de Cartago en el año 418 d.C.
- Este cambio buscaba garantizar la salvación de los niños, basado en la falsa creencia de que el bautismo eliminaba automáticamente el pecado original.
La mezcla de doctrinas y prácticas paganas con el cristianismo tuvo un impacto profundo en la iglesia, especialmente durante este período crítico entre 313 y 538 d.C. La iglesia de Pérgamo, representada en Apocalipsis 2:12-17, simboliza esta era de compromiso y corrupción espiritual. Este contexto histórico enfatiza la importancia de permanecer fiel a las enseñanzas bíblicas, especialmente en un mundo donde la verdad sigue enfrentándose a la contaminación de tradiciones humanas.
Conclusión
El mensaje a la iglesia de Pérgamo (Apocalipsis 2:12-17) es una advertencia solemne y un llamado urgente a la fidelidad en medio de compromisos peligrosos. Representando el período de la historia cristiana entre los años 313 y 538 d.C., esta etapa marca una transición crítica: la iglesia pasó de ser perseguida bajo el Imperio Romano a gozar de una posición privilegiada tras la legalización del cristianismo, lo que resultó en su contaminación con creencias y prácticas paganas.
Pérgamo es un símbolo de cómo el compromiso con el mundo puede diluir la pureza del evangelio. El establecimiento de doctrinas como la veneración a los santos (alrededor del año 375), la exaltación de María como "Madre de Dios" (431), y la introducción de prácticas como el culto a las imágenes (alrededor del 500) ejemplifican cómo la iglesia, seducida por el poder político y la aceptación cultural, comenzó a apartarse del modelo original establecido por Cristo y los apóstoles. Estas alianzas con lo pagano reflejan la lucha de la iglesia por mantener su identidad mientras navegaba un ambiente de presión externa e interna.
El mensaje de Jesús a Pérgamo no es solo una reprensión, sino también una promesa. Aunque algunos dentro de la iglesia se dejaron arrastrar por la falsa doctrina de Balaam y los nicolaítas, siempre hubo un remanente fiel que no negó su fe en Cristo. Estos creyentes son un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros de la historia de la iglesia, Dios siempre ha preservado un grupo de fieles que permanecen firmes en su verdad.
El llamado a arrepentirse resuena con fuerza. Jesús advierte que, sin un cambio, Él mismo vendrá a juzgar con la espada de Su boca, una referencia a Su palabra poderosa que separa la verdad del error. Este mensaje es relevante para la iglesia actual, donde también enfrentamos tentaciones de compromiso con el mundo, ya sea por pragmatismo, conveniencia o miedo.
Sin embargo, la promesa final a Pérgamo es profundamente alentadora: “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo” (Apocalipsis 2:17). El maná escondido simboliza la provisión espiritual de Cristo, la verdadera fuente de vida y sustento, mientras que la piedrecita blanca representa la victoria y aceptación en el juicio divino, con un nombre nuevo que refleja nuestra transformación en Cristo.
Hoy, el mensaje a la iglesia de Pérgamo nos desafía a evaluar nuestras propias vidas y comunidades. ¿Estamos permitiendo compromisos con el mundo que contaminan nuestra fe? ¿Estamos viviendo en fidelidad absoluta al evangelio, incluso cuando eso implique sacrificio y separación de las influencias corruptas? Pérgamo nos invita a permanecer firmes en la verdad, resistir las seducciones del mundo y abrazar la victoria que solo Cristo puede darnos. En un tiempo de creciente relativismo y presión cultural, la promesa de un nombre nuevo y del maná escondido nos recuerda que nuestra verdadera recompensa está en la eternidad con nuestro Señor.
Jose M Suazo – Mdiv
Teólogo y Escritor