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Hebreos 1:5: La Filiación y el Engendramiento de Jesús. A qué tipo de engendramiento se refiere ?
El pasaje de Hebreos 1:5 dice:
“Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy»? Y otra vez: «Yo seré su Padre, y él será mi Hijo»” (Hebreos 1:5, NVI).
Este versículo es una cita de dos pasajes del Antiguo Testamento: Salmo 2:7 y 2 Samuel 7:14, ambos relacionados con la realeza mesiánica y la relación entre Dios y su Ungido, el Mesías. Este artículo investigativo se enfocará en el engendramiento de Jesús y su filiación divina, examinando el contexto teológico, etimológico, histórico, exegético y hermenéutico del texto, con especial atención a su cumplimiento en Jesucristo.
1. Análisis Etimológico de Hebreos 1:5
• Hijo (υἱός, hyios): Este término es fundamental para entender la relación entre Jesús y Dios en Hebreos. El término griego hyios se refiere a un “hijo”, y en este contexto denota una relación única y especial entre Jesús y Dios, más allá de la relación que podría tener un ser creado, como un ángel o un humano ordinario.
• Engendrar (γεννάω, gennaō): La palabra griega gennaō significa “engendrar” o “dar a luz”. Este verbo indica un acto de creación o generación, y en este contexto, está relacionado con el acto de Dios “engendrando” a Jesús como su Hijo. Sin embargo, el uso de gennaō en el contexto de Hebreos 1:5 no debe entenderse como una referencia a un inicio temporal de la existencia de Jesús, sino más bien como una afirmación de su relación especial y única con el Padre, especialmente en términos de su misión redentora y su posición de autoridad mesiánica.
2. Contexto Histórico y Cultural
El autor de Hebreos escribe a una audiencia que está profundamente arraigada en el Antiguo Testamento y su comprensión de la relación entre Dios y el Mesías. En el contexto judío, el título de “Hijo de Dios” era atribuido a los reyes de la dinastía davídica, quienes eran considerados hijos adoptivos de Dios en virtud de su consagración y entronización. El Salmo 2:7, citado en Hebreos 1:5, es un salmo real que era utilizado en las ceremonias de coronación de los reyes de Israel, donde se proclamaba que el rey era el “hijo” de Dios por adopción.
El contexto de Hebreos revela una tensión cultural e histórica. Los primeros cristianos, muchos de ellos judíos, luchaban por reconciliar su fe en Jesús como el Mesías con la tradición del judaísmo del Segundo Templo, que no reconocía la divinidad de Jesús ni su posición única como Hijo de Dios. En este entorno, los cristianos estaban siendo tentados a volver al judaísmo tradicional o a ver a Jesús como una figura angelical más que como el Hijo eterno de Dios. El autor de Hebreos escribe para enfatizar la superioridad de Cristo sobre todas las criaturas, incluidos los ángeles, estableciendo su filiación divina.
3. Contexto Teológico de Hebreos 1:5
Teológicamente, Hebreos 1:5 es clave para comprender la filiación y el engendramiento de Jesús. Este pasaje subraya que Jesús no es simplemente otro ser creado, como los ángeles, sino que es el Hijo único de Dios, con una relación intrínseca con el Padre que no tiene paralelo. En el contexto cristológico, esta filiación debe ser entendida no solo como un evento histórico (como la encarnación o la resurrección), sino también su entronización, como una realidad eterna.
El engendramiento, en este pasaje, según su contexto, tiene un significado teológico:
La misión de Cristo en la tierra requería el despojarse de su gloria divina como lo enfatiza Pablo (Fil. 2:4-9) aunque no se despojó de su naturaleza divina ni de sus atributos, si lo hizo de su gloria, era necesario que en su ascensión se le devolviera la gloria que antes tuvo (Jn. 17:5). Su resurrección y exaltación, donde su filiación es declarada públicamente y su autoridad mesiánica es confirmada solo podían ser evidentes en la ceremonia de entronización que describe el mismo Juan en apocalipsis 4 y 5. Evidentemente este este “engendramiento” mesiánico es confirmado por el contexto Real que denotan los dos pasajes que repiten hebreos 1:5 en eventos puntuales de entronización de la realeza en el pasado.
4. Análisis Contextual de Hebreos 1:5
Hebreos 1:5 se encuentra dentro de una sección más amplia (Hebreos 1:1-14) en la que el autor destaca la supremacía de Jesús sobre los ángeles. Esta comparación era importante, ya que algunas corrientes del judaísmo del Segundo Templo tenían un enfoque elevado en los ángeles como mediadores entre Dios y los seres humanos. Además, algunos textos apocalípticos exaltaban figuras angelicales, lo que podía llevar a ciertos grupos a pensar que Jesús era solo un ángel exaltado.
El propósito de Hebreos es corregir esta noción, mostrando que Jesús es mucho más que un ángel o un ser celestial creado; Él es el Hijo de Dios, lo que implica una autoridad y una posición incomparable. El autor cita Salmo 2:7 y 2 Samuel 7:14 para demostrar que esta filiación única nunca fue atribuida a ningún ángel.
5. Análisis Exegético de Hebreos 1:5
El análisis exegético de este pasaje revela que el autor de Hebreos usa citas del Antiguo Testamento para demostrar que Jesús es superior a los ángeles, ya que ningún ángel fue llamado “Hijo” en el mismo sentido que Jesús lo es. El Salmo 2:7, “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”, era un texto utilizado en la coronación de los reyes davídicos, pero en Hebreos se aplica a Cristo de manera definitiva, destacando su filiación divina y su entronización como Rey Mesiánico.
La segunda cita, de 2 Samuel 7:14, originalmente referida a Salomón y los descendientes de David, encuentra su cumplimiento pleno en Cristo, quien es el Hijo de Dios por excelencia y cuya realeza es eterna.
En su contexto más amplio, Hebreos 1 establece una serie de contrastes entre Jesús y los ángeles, con el fin de mostrar la superioridad de Cristo. El uso repetido de “Hijo” en referencia a Jesús en los versículos anteriores y posteriores subraya su relación única con el Padre, en contraste con la función de los ángeles como “ministros” o “mensajeros”.
6. Análisis Hermenéutico de Hebreos 1:5
Desde una perspectiva hermenéutica, Hebreos 1:5 debe interpretarse dentro del marco de la teología de la encarnación y entronización de Cristo en el cielo después de su ascensión. El “engendramiento” de Jesús no implica que Él comenzó a existir en un punto determinado del tiempo, sino que refleja la relación única entre el Padre y el Hijo, que existe desde la eternidad.
A través de la encarnación, este Hijo eterno asume una naturaleza humana, y su resurrección y exaltación lo confirman como el Hijo de Dios de una manera pública y definitiva. Este concepto está alineado con pasajes como Romanos 1:4, donde Pablo dice que Jesús fue “declarado Hijo de Dios con poder” a través de la resurrección de los muertos.
El uso del Antiguo Testamento en Hebreos 1:5 muestra cómo el autor de Hebreos ve en la Escritura hebrea el plan redentor de Dios que culmina en Cristo. Las promesas hechas a los reyes de Israel, particularmente a David y Salomón, alcanzan su cumplimiento en la persona de Jesús, el verdadero Hijo de Dios y el Mesías.
7. Contexto Histórico de Hebreos 1:5
El contexto histórico del libro de Hebreos refleja una situación en la que los primeros cristianos, muchos de ellos judíos, enfrentaban persecución y tentación de volver al judaísmo. En este entorno, algunos estaban considerando la posibilidad de ver a Jesús como una figura angelical exaltada, pero no necesariamente como el Hijo de Dios en su sentido pleno y único.
La Carta a los Hebreos fue escrita para animar a estos creyentes a permanecer firmes en su fe en la superioridad de Cristo, resaltando su papel no solo como un intermediario angelical, sino como el Hijo de Dios que es digno de adoración y cuyas promesas son superiores a las del Antiguo Pacto.
Conclusión
Hebreos 1:5 establece una distinción clara entre Jesús y los ángeles, al subrayar que Él es el Hijo de Dios en un sentido que ninguna otra criatura comparte. A través del análisis etimológico, teológico y exegético, vemos que el engendramiento de Jesús no debe entenderse como un inicio temporal. Sino, como la entronización Real de Cristo en el cielo como la confirmación de su papel mesiánico y como Rey de Reyes y Señor de Señores.
José M Suazo - MDiv
Escritor y Profesor de Teología