Cristo como Creador de toda existencia

Juan 1:3: Análisis Teológico, Etimológico, Histórico y Respuesta a Problemas Teológicos.

Cristo Como Creador de todas las cosas

Introducción

Juan 1:3 es un versículo clave en la presentación del prólogo del Evangelio de Juan, donde se introduce a Jesucristo como el Verbo divino, eterno y preexistente. Este versículo establece la participación activa del Logos en la creación de todas las cosas, un tema que tiene profundas implicaciones teológicas, especialmente en relación con la divinidad y humanidad de Cristo. El versículo dice:

“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (Juan 1:3, RVR1960)
El análisis de este versículo se abordará desde una perspectiva teológica, etimológica e histórica, considerando los problemas teológicos que Juan estaba abordando en su tiempo.

1. Análisis Etimológico

La palabra clave en este versículo es “hecho”, que en el texto griego es ἐγένετο (egeneto), derivado del verbo γίνομαι (ginomai), que significa “llegar a ser” o “ser hecho”. Este verbo es diferente al verbo εἰμί (eimi), que significa simplemente “ser”. Ginomai implica un proceso de creación o cambio de estado, subrayando que todo lo que existe llegó a ser a través del Logos.
El término “por él” en el griego es δι’ αὐτοῦ (di’autou), que indica agencia instrumental. Esto significa que el Logos no es simplemente un observador o receptor, sino que es el agente a través del cual todo fue creado. En el contexto del pensamiento judío y helenístico, esto asigna al Logos una función divina activa en la creación del universo.

2. Contexto Teológico

Teológicamente, Juan 1:3 afirma dos verdades fundamentales sobre Jesucristo:
1. Cristo como Creador: El versículo establece explícitamente que todo lo que existe fue hecho “por” el Logos. Esta afirmación de Cristo como Creador resuena con las enseñanzas de Génesis 1:1, donde se dice que Dios creó los cielos y la tierra. Juan, al identificar al Logos como el agente de la creación, está afirmando implícitamente la divinidad del Logos.

2. Preexistencia de Cristo: Al señalar que “todas las cosas” fueron hechas por el Logos, Juan también implica la preexistencia de Cristo. Si Cristo es el agente de la creación, entonces debe haber existido antes que todas las cosas. Este concepto de la preexistencia es central para la cristología juanina y se desarrolla a lo largo del Evangelio, especialmente en pasajes como Juan 8:58, donde Jesús afirma: “Antes que Abraham fuese, yo soy”.

3. Relación con la Trinidad: Aunque la doctrina de la Trinidad no se articula completamente en el Evangelio de Juan, el prólogo proporciona una base para ella. El Logos, que es distinto del Padre pero participa en la creación, es un claro indicio de una relación compleja dentro de la Deidad. La afirmación de que “sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” subraya la exclusividad del Logos en el acto creador, lo que resalta su unidad con Dios.

3. Contexto Histórico

El Evangelio de Juan fue escrito en un contexto donde el cristianismo primitivo se enfrentaba a una variedad de filosofías y religiones. Durante el primer siglo, el Imperio Romano era un crisol de ideas religiosas y filosóficas, incluidas influencias del judaísmo helenístico, la filosofía griega y las religiones orientales.

Influencia del Judaísmo Helenístico:

Filón de Alejandría, un filósofo judío contemporáneo de Jesús y los apóstoles, había desarrollado una comprensión del “Logos” como un intermediario entre Dios y el mundo, responsable de la creación y la revelación divina. Sin embargo, Filón no identificaba al Logos con una persona concreta, mientras que Juan lo hace explícitamente en su Evangelio. Al usar el término “Logos”, Juan se dirige tanto a los judíos como a los gentiles familiarizados con el concepto filosófico del “Verbo” como una fuerza creativa divina.

Desafíos del Gnosticismo:

Uno de los problemas teológicos más significativos que Juan probablemente estaba abordando era el gnosticismo emergente, una herejía que afirmaba que el mundo material era inherentemente malo y que el verdadero conocimiento (gnosis) consistía en escapar de lo material. Los gnósticos también enseñaban que había una distinción radical entre el Dios supremo y el demiurgo (el creador del mundo material).
Al afirmar que “todas las cosas por él fueron hechas”, Juan desafía esta idea, enseñando que el Logos divino es el creador del mundo material y que el mundo, aunque caído por el pecado, no es intrínsecamente malo.

El Dualismo Griego:

En la filosofía griega, especialmente en las corrientes platónicas, se tendía a hacer una distinción dualista entre el mundo material (considerado imperfecto y corruptible) y el mundo espiritual (visto como puro y eterno). El Evangelio de Juan se enfrenta a esta visión al subrayar que el Logos, que es divino y espiritual, está íntimamente involucrado en la creación del mundo material.

4. Problemas Teológicos Respondidos por Juan

A. La Divinidad y Humanidad de Cristo

Uno de los problemas teológicos clave en los primeros siglos del cristianismo fue cómo entender la relación entre la divinidad y la humanidad de Cristo. Algunos herejes, como los docetistas, negaban la humanidad real de Cristo, argumentando que solo parecía ser humano. Juan responde a esta controversia desde el principio, afirmando que el Logos no solo es divino (Juan 1:1), sino que también se encarnó (Juan 1:14), implicando su participación tanto en la divinidad como en la creación material.

B. Rechazo del Gnosticismo

El gnosticismo enseñaba que el mundo material era corrupto y que el conocimiento secreto podía liberar al ser humano de esta prisión material. Juan 1:3 contradice este pensamiento al afirmar que el Logos es el creador de todas las cosas, incluyendo el mundo material. El versículo refuerza la bondad original de la creación y la soberanía de Dios sobre toda la creación, desafiando la enseñanza gnóstica que veía lo material como intrínsecamente malo.

C. Unidad y Distinción dentro de la Deidad

Otro problema teológico era cómo entender la relación entre el Padre y el Hijo. En Juan 1:3, el Hijo (Logos) es presentado como distinto del Padre, pero también como plenamente divino, ya que es el agente de la creación. Este versículo responde a las enseñanzas erróneas que podrían haber sugerido que el Hijo era inferior o subordinado al Padre en su esencia divina. Juan deja claro que el Hijo comparte plenamente en la obra creadora y, por lo tanto, en la naturaleza divina.
Conclusión
Juan 1:3 ofrece una declaración teológica robusta sobre la preeminencia del Logos en la creación y la naturaleza de Jesucristo como divino. A través del análisis etimológico, histórico y teológico, se ha mostrado cómo este versículo responde a los problemas teológicos del gnosticismo, las influencias dualistas y las controversias sobre la relación entre la humanidad y la divinidad de Cristo. En última instancia, Juan establece a Cristo no solo como el revelador de Dios, sino como el agente divino de la creación, afirmando su plena divinidad y su papel central en el propósito redentor de Dios.

José M Suazo -MDiv
Escritor y Profesor de Teología